Los prototipos son representaciones muy parecidas al producto final en términos de interacción y funcionalidad dirigidas a garantizar un correcto diseño de experiencia de usuario. Es importante saber distinguir en qué casos merece la pena invertir recursos para desarrollarlos.
El prototipado es una herramienta esencial para los diseñadores UX, pues son los prototipos los que aportan la “experiencia” en el concepto Experiencia de Usuario. Y es que el hecho de que un elemento llame la atención en nuestra pantalla no significa que los usuarios vayan a pinchar sobre él. La única forma de comprobar si ese elemento cumple su cometido es probando.
Así, los prototipos aportan evidencia a las propuestas conceptuales, y no sólo a nivel de usuario, también en cuanto a clientes y otros stakeholders. Con ellos podemos dar a conocer la interfaz antes de lanzarla al mercado, recibir feedback y rectificar a tiempo. Esta evaluación de experiencia de usuario supondrá un importante ahorro en costes.
Dentro del prototipado existen diferentes grados de fidelidad que hacen referencia a la cantidad de detalles y funcionalidades que incluye el prototipo con respecto al producto final. Así, un dibujo a mano alzada que contenga la arquitectura básica de la interfaz podría considerarse un prototipo de baja fidelidad (lo-fi); mientras que un prototipo de alta fidelidad (hi-fi) sería una representación del producto totalmente navegable y muy parecida al producto final en términos de interacción, diseño y funcionalidad.
Sí, un prototipo de alta fidelidad requiere esfuerzo y tiempo. Dicho esto, es lógico que surja una pregunta: si uno de los objetivos fundamentales del prototipo es ahorrar costes, ¿cuándo debemos diseñar un prototipo de alta fidelidad?
Hay cuatro respuestas a esta cuestión:
- Testar una línea de diseño del producto. Un prototipo hi-fi es una buena opción para conocer la opinión de usuarios y stakeholders sobre elementos como el diseño visual o el copy, dando respuesta a cuestiones como:
- ¿Qué imagen transmite nuestra interfaz?
- ¿Se adapta el tono a la marca?
- ¿Es coherente con el diseño?
- Pruebas con usuarios para obtener pistas sobre el comportamiento de la navegación o de otros elementos interactivos. Esto es especialmente interesante cuando hemos creado comportamientos innovadores y no sabemos si funcionarán como esperamos.
- Ejecutar un análisis de comportamiento de usuarios para comprobar exactamente sus flujos de navegación. Podemos tener la impresión de que los usuarios navegarán por nuestra interfaz de cierta manera, pero sólo podremos conocer exactamente sus pasos mediante un prototipo 100% navegable.
- Conocer cómo se sienten nuestros usuarios al utilizar el producto. Una prueba sobre una interfaz muy parecida al producto final nos permite extraer conclusiones muy parecidas a la realidad y seguir trabajando para asegurar una experiencia de usuario memorable.
En general, el prototipado de alta fidelidad es muy valioso en las metodologías Lean, pues permiten testar un producto parecido al final relativamente rápido y sin la gran inversión que supone la fase de desarrollo.
Ventajas de los prototipos de alta fidelidad
Una vez conocidos los casos en los que merece la pena invertir recursos en un prototipo hi-fi, vamos a repasar brevemente las ventajas que aportan sobre uno lo-fi.
- Aportan respuestas rápidas y reales por parte de los usuarios. Cuando enseñamos un prototipo estático, ya sea online o en papel, el usuario tarda un tiempo en comprender la interfaz:
- ¿Qué páginas van antes?
- ¿Cuáles van después?
- El comportamiento de un menú…
- Ese tiempo altera el flujo natural de navegación, aportando información poco fiable sobre su comportamiento real.
- Permiten testar elementos de UI que no se reflejan en un prototipo de baja fidelidad como:
- Los menús.
- Los desplegables.
- Los componentes gráficos.
- La legibilidad de los textos.
- La calidad de las imágenes.
- Generan la sensación de estar ante un software real y, por tanto, provocan una reacción más realista por parte de los usuarios- Éstos sentirán que están interactuando con una interfaz real y no con un prototipo.
- Liberan al moderador del test de la necesidad de guiar al usuario a lo largo del proceso. El usuario está interactuando con el producto final, así que debería entenderlo fácilmente y sin necesidad de guías. De lo contrario, quizás haya que mejorar la interfaz para hacerla más comprensible.
En cualquier caso, cabe recordar que no siempre es necesario desarrollar un prototipo de alta fidelidad. Las ventajas son muchas, sí, pero los costes también son mayores con respecto a uno de baja fidelidad. Aprender a distinguir cuál es el prototipo que merece la pena desarrollar es uno de los desafíos del especialista en UX. Acertar no siempre es fácil, pero sí muy satisfactorio. ¿Qué empresa no sueña con sacar un producto al mercado con el conocimiento necesario para mejorar la experiencia de usuario y con la certeza de que va a ser un éxito?
Por Paula Schillaci
Miembro del equipo de Experiencia de Usuario de MTP
Referencias:
Nielsen Norman Group (https://www.nngroup.com/)
The Ultimate Guide to Prototyping (UXPin).
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