¡Líder, haz algo! Es lo que se me ocurre como definición de liderazgo. Fuera de bromas, dirigir personas es la tarea más importante que debe asumir un responsable, ya que la orientación a personas es la que conduce a la consecución de objetivos.
La orientación a personas se consigue con el liderazgo, es decir, con la capacidad de organizar, motivar e influir sobre los demás para conseguir una dinámica de trabajo en el equipo, de forma entusiasta y dentro del marco de valores definido, que conduzca a la consecución de los objetivos.
A finales de los años 30, el psicólogo alemán Kurt Lewin y algunos colegas categorizaron los estilos del liderazgo de personas en tres tipos.
– Autocrático: El líder es el único que toma decisiones y ordena lo que hay que hacer.
– Democrático: Las personas del grupo participan en la toma de decisiones ya que el líder ensalza la necesidad de contribución de todos.
– Liberal: El grupo toma el control de la ejecución y la toma de decisiones.
Hoy en día podemos diferenciar muchos otros estilos de liderazgo como el transaccional, adaptativo, carismático, informal, o el liderazgo de servidumbre. Todos tienen características propias y comparten algunos aspectos con otros estilos; sin embargo, la categorización realizada por Lewin atisba cuales son los rasgos más determinantes de los líderes en el panorama actual de transformación digital, y el contexto de innovación tecnológica en el que nos encontramos.
La participación de todos, vital para los proyectos complejos
Lógicamente me refiero mayoritariamente a las características del estilo democrático en donde la participación de diferentes personas, motivadas y comprometidas que abarquen con su experiencia en diferentes disciplinas, virtudes y habilidades todo el espectro necesario de un proyecto complejo, es crucial.
Y es que el estudio de Lewin acerca de sus estilos de liderazgo arrojó algunas conclusiones determinantes. En dicho estudio se realizaron tres grupos de niños a los que se les asignó diferentes líderes entrenados en cada uno de los estilos de liderazgo.
Las conductas de los niños mostraron claramente cómo, con el líder autocrático, los niños tenían un comportamiento más hostil entre ellos. Además, eran sumisos a las órdenes, pero solo las ejecutaban si se les vigilaba estrechamente.
Con el líder liberal, fueron incapaces de realizar las tareas.
Sin embargo, con el líder democrático los niños fueron más productivos, se mostraron más participativos, felices y las tareas tuvieron buenos resultados.
Dirección orientada a personas, frente a dirección orientada a objetivos
Este estudio nos muestra la importancia de un buen líder, poniendo de manifiesto que hay más posibilidades de conseguir la meta con una dirección orientada a personas que con una dirección orientada de forma directa a objetivos.
Me viene a la mente otro estudio, aunque en este caso es más una fábula, ya que creo que no se ha llevado nunca a cabo. En este experimento se selecciona un conjunto pequeño de monos y se les mete en un cuarto cerrado. En el cuarto hay una escalera en el centro y arriba de la misma un racimo de plátanos. A los pocos minutos uno de los monos trepa por la escalera e intenta coger un plátano. Inmediatamente del techo del cuarto brota una lluvia de agua helada, lo que hace que el resto de los monos recrimine en forma de gritos y golpes al mono que había subido a por el plátano. Este comportamiento se repite varias veces hasta que todos entienden que el agua helada es un castigo que impide la ocurrencia de optar al racimo.
El experimento continúa intercambiando a un mono del cuarto por otro en su lugar, quien rápidamente subirá la escalera y se llevará la reprimenda del resto antes de recibir la lluvia helada. Poco a poco se van intercambiando los monos y el comportamiento se repite exactamente igual hasta que llega un momento en el que todos los monos del cuarto han rotado, es decir, todos son nuevos y no han recibido nunca la lluvia de agua helada. Sin embargo, ninguno se atreve a subir a por los plátanos.
Está fábula nos muestra la importancia del grupo, de su comportamiento, y de la capacidad de actuar en una dirección u otra, lo que induce a pensar la relevancia sin fin y la responsabilidad que tiene un buen líder.
En realidad, más allá de clasificaciones de estilos, tengo comprobadas, por experiencia propia, algunas de las claves en la dirección de personas.
En primer lugar, la formación. Evidentemente la selección e identificación del talento es muy importante, pero incluso para su retención es fundamental la formación.
Descubrir y formar a una persona, incluso si se marcha, es una buena inversión. Peor será que no se forme, no trabaje motivada, no sume al equipo… y se quede.
Además, la formación y la confianza son los dos aspectos claves para delegar. El arte de delegar requiere un monográfico propio, pero sí, es otro punto clave en el arte de dirigir personas.
Y finalmente entramos en la comunicación. El feedback. En todos los aspectos y direcciones permite allanar el camino para la consecución de los objetivos.
Hay un aspecto el liderazgo de servidumbre que suele funcionar eficazmente y es la creación de las circunstancias adecuadas para que las personas estén a gusto en su trabajo, de forma que esa ayuda en su desarrollo como profesionales y personas conllevará beneficios sostenibles para la empresa.
Aplicación de conceptos de liderazgo en MTP
La aplicación de estos conceptos es compleja. En MTP hemos invertido mucho tiempo en determinar todos los aspectos necesarios para mejorar la gestión de nuestros responsables. Desde el Comité de Transformación han surgido diferentes iniciativas orientadas a la formación y desarrollo del talento de nuestros profesionales. Desde la base con iniciativas como MTP Academy hasta la definición del rol del responsable, formaciones asociadas, coaching, y evolución de plan de desarrollo individualizado del talento.
Son acciones que requieren tiempo, pero una vez más, en un contexto tensionado, ponemos las bases para no caer en el abismo de la competencia profesional.