Afrontemos la cuarentena
16 abril, 2020
Nuestra compañera del Departamento de Recursos Humanos de MTP, Noelia Jareño, analiza en este post las circunstancias y cómo afecta a las personas esta situación excepcional generada por la pandemia. Como profesional de Psicología, nos ofrece también unas pautas para ayudar a sobrellevarla.
Tabla de contenidos
Ponemos la televisión, entramos en internet, hablamos con nuestros amigos… y todo gira en torno a lo mismo, al Covid-19, a la situación que estamos viviendo, al miedo por el contagio, a la incertidumbre que esto ha generado…
¿Qué está pasando?
Estamos atravesando una etapa de duelo. Cuando oímos la palabra duelo se nos viene a la mente un fallecimiento, pero duelo hace referencia a una pérdida. Pasamos un proceso de duelo cada vez que tenemos una pérdida, puede ser una ruptura amorosa, cuando nos mudamos a otra ciudad, o ante la pérdida de un objetivo muy valioso para nosotros…
Nosotros hemos perdido nuestras rutinas, nuestra forma de vida, el poder abrazar, besar, acariciar a nuestros seres queridos, tomar unas cañas con nuestros amigos, coger la bicicleta, salir a caminar… y por ello atravesamos una etapa de duelo.
Como punto positivo hay que señalar que sabemos que es una pérdida temporal y esto ayuda que los ‘síntomas’ que estamos experimentando no sean tan duraderos e intensos como cuando la pérdida es irreversible. Aun así es normal sentir malestar físico y emocional, sensaciones desagradables y pensar que está situación nos supera.
El duelo se compone de las siguientes etapas:
- Negación: es la primera reacción cuando nos enteramos de que se va a producir o se ha producido la pérdida. En el caso del Covid-19 estábamos en esa etapa cuando nos llegaban las noticias de China y no acabamos de creer lo que estaba por venir.
- Ira / enfado: en este periodo empezamos a entender la gravedad del asunto y suelen salir estas emociones. Vemos que hay personas que no están actuando como nosotros lo haríamos o querríamos y que eso nos puede perjudicar.
- Tristeza: es la etapa donde somos totalmente consciente de la pérdida. Aquí aparece la llamada “montaña rusa emocional”, podemos experimentar la más absoluta tristeza y al poco tiempo estar eufóricos. Nos encontramos mal, no entendemos que nos pasa, tenemos un sentimiento de vacío y vemos un futuro desolador.
- Aceptación: poco a poco empezamos a incorporar rutinas adaptadas a nuestra nueva situación, empezamos a ver luz al final del túnel y aprendemos a convivir con la pérdida (lo cual no es sinónimo de olvido).
Debido a que estamos en la quinta semana de confinamiento, la mayor parte de las personas estamos en la tercera y cuarta fase.
¿Qué sentimos y por qué?
El ser humano está diseñado para la supervivencia. Esto significa que las emociones que sentimos tiene un único objetivo: sobrevivir ante un peligro.
En esta situación actual podemos experimentar: tristeza, miedo, ira, frustración, ansiedad, estrés, alegría, tranquilidad, gratitud…
Veamos qué fin tienen la aparición de estos estados:
- Tristeza: aparece tras las pérdidas y situaciones adversas. Es necesaria porque centramos la atención en nosotros mismos, en lo que necesitamos, analizamos qué ha pasado y nos ayuda a buscar apoyo social en nuestros allegados con el que sentirnos arropados. Sentimos tristeza por la pérdida de nuestra rutina, por el cambio en nuestra forma de vida en apenas unos días, por no poder abrazar a nuestros seres queridos…
- Miedo: sirve para reaccionar y escapar ante un peligro que podemos percibir como real o imaginario. Sentimos miedo porque nos estamos enfrentando a algo desconocido, nunca antes habíamos vivido un estado de alarma, no sabemos qué recursos usar y no tenemos controlada la situación.
- Ira: aparece cuando sentimos que estamos siendo tratados injustamente. La ira nos prepara para ‘luchar’ contra aquello que nos hace daño y por tanto percibimos que es injusto. Sentimos ira, por ejemplo, ante los límites del confinamiento, al ver que hay personas que no toman las medidas que se han establecido.
- Frustración: surge cuando no conseguimos los objetivos que nos hemos planteado, lo que hace que aceptemos la imposibilidad de conseguir aquello que se desea en el momento en el que se desea. Sentimos frustración ya que no podemos cumplir con los planes que habíamos establecido a corto / medio plazo, no podemos hacer ese viaje que tanta ilusión nos hacía, tenemos que suspender las celebraciones de cumpleaños, bautizos, bodas con los familiares y amigos…
- Ansiedad: es una respuesta de nuestro organismo ante un peligro que, al igual que el miedo, puede ser real o imaginario. Gracias a la ansiedad el cuerpo se prepara para huir o luchar contra ese peligro que estamos percibiendo. Sentimos ansiedad porque percibimos la situación actual como un peligro del que hay que huir, al no tener otra situación similar como precedente.
- Estrés: aparece cuando percibimos que no tenemos los suficientes recursos para afrontar una situación. Sentimos estrés al no tener o no saber si disponemos de las herramientas suficientes para afrontar esta situación actual.
- Alegría: aparece ante situaciones que nos resultan agradables y el fin que persigue es que las repitamos puesto que éstas contribuye a nuestro bienestar psicológico. Sentimos alegría actualmente cuando vemos que nuestros familiares y amigos se encuentran bien, en las pequeñas cosas como disfrutar de nuestro plato favorito, de una conversación, de un libro, de una película…
- Tranquilidad: aparece cuando sentimos equilibrio entre lo que nos rodea, nos ayuda a parar, a descansar, a tomarnos un respiro. Sentimos tranquilidad de nuevo ante el bienestar de nuestros allegados, cuando dedicamos tiempo a nuestro hobby o cuando realizamos todas las tareas que teníamos pendientes por falta de tiempo.
- Gratitud: nos ayuda a enfocarnos en lo bueno de la vida, en aquellas cosas positivas que poseemos en vez de centrarnos en lo que nos falta. Sentimos gratitud cuando valoramos que la mayor parte de las cosas que necesitamos para ser felices ya las teníamos, cuando valoramos por encima de todo que nuestros allegados y nosotros estamos bien y nos damos cuenta de que muchas personas soñarían con nuestra situación.
En resumen, todas las emociones son necesarias e importantes. Es necesario ante una situación adversa sentir tristeza, tener miedo ante lo que percibimos como un peligro… Lo patológico es cuando estas emociones son exageradas y no sabemos cómo gestionarlas. Tan perjudicial es una tristeza desproporcionada como una alegría exagerada.
¿Y qué hacemos ante esta situación?
- Evitar reprimir las emociones que sientas; como hemos visto son necesarias y tienen un fin. Intenta ver por qué han aparecido.
- Mantener unos horarios y una rutina: esto nos da seguridad, puesto que percibimos que tenemos la situación controlada.
- Realizar ejercicio físico: el cuerpo humano necesita actividad. Podemos encontrar entrenadores y muchos recursos adaptados para practicarlo en casa (importante que sean personas licenciadas o graduadas en ciencias del deporte).
- Llevar una alimentación saludable: aprovecha para cocinar ahora que podemos tener más tiempo y evita comida precocinada.
- Dormir las horas que necesitamos para estar descansados. La falta de sueño puede provocar tristeza, ansiedad, estrés…
- Escoger una actividad que nos sirva para desconectar. Es importante destacar en este punto, que muchas personas están poniendo a nuestra disposición recursos gratuitos a través de las redes sociales, para ayudarnos en el confinamiento. Tantas actividades pueden hacernos sentir malestar, al pensar que estamos perdiendo el tiempo. Cualquier actividad es válida siempre que nos proporcione bienestar, ya sea tocar la guitarra, realizar un curso, ver series o tumbarte en el sofá a descansar. Es un tiempo para ti mismo.
- Evitar la sobre información. En todos los medios de comunicación se habla de lo mismo a cualquier hora. Varios estudios recomiendan informarse dos veces al día para evitar sentir todavía más ansiedad, tristeza, miedo…
- Evita pensar en planes a corto / medio plazo (un viaje, un festival…). Vivimos una situación inestable, el confinamiento se está prorrogando cada cierto tiempo. Planificar eventos puede producirnos más frustración si lo planes no salen como pensamos.
- Si conoces técnicas de relajación o atención plena es un buen momento para practicarlas. Centrarnos en el momento presente. En el aquí y ahora.
- Fomentar el sentido del humor. El humor es terapéutico y nos ayuda a ver desde otro punto de vista situaciones adversas.
Albert Espinosa en su libro El Mundo Amarillo habla sobre como trasformó una perdida en ganancia. Te animo a realizar este ejercicio.
- ¿Qué hemos ganado con esta pérdida temporal de nuestro estilo de vida? (Por ejemplo, tiempo para nosotros, para nuestros hijos, descanso…)
- ¿Qué personas, situaciones, gestos, pequeñas cosas… estamos valorando? (las comidas con los amigos, pasear por la playa, el contacto con nuestros familiares, los abrazos…)
- ¿Qué te gustaría seguir valorando una vez que pase todo y volvamos a la normalidad?
Nota: estas pautas y ejercicios no son válidos para todas las personas. Lamentablemente hay mucha parte de la población que está sufriendo, que está contagiada, que tienen familiares en el hospital, que ha sufrido la pérdida de sus seres queridos, que están pasando dificultades económicas al perder o parar su actividad laboral, que tiene patologías previas la cuales se agravan con esta situación… para estas personas son necesarios otros tipos de intervenciones personalizadas según su situación.
Noelia Jareño
Psicóloga. Departamento de RRHH de MTP
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